Por su inmensa variedad y tipos, resulta difícil llevar un registro respecto a la cantidad de pacientes en Chile que sufren de heridas, pero contamos con la información recopilada por la Encuesta Epidemiológica a nivel nacional del año 2000 del Ministerio de Salud (Minsal), que permitió obtener un panorama general respecto a la prevalencia de heridas crónicas en el país.
En el estudio se contabilizaron aproximadamente 40 mil úlceras por presión, 40 mil úlceras venosas y 10 mil úlceras por pie diabético, cifras trascendentales para avalar a estas patologías como un serio problema de salud en Chile y apoyar futuras propuestas de cobertura de Fonasa e Isapres.
Específicamente en relación al pie diabético, algunos datos epidemiológicos de mediados de la década de 1990 mostraban, por ejemplo, que el 60% de las camas de Cirugía del Hospital El Salvador eran ocupadas por estos pacientes, con cuatro meses de estadía promedio. Esto provocaba hospitalizaciones de altísimo costo y el impedimento de atender a otras personas por falta de camas disponibles. Además, Chile se sumó a la Declaración de Las Américas sobre Diabetes, por lo que se comenzaron a proponer nuevas alternativas de tratamiento para disminuir las amputaciones, tales como el cambio a una curación avanzada o no tradicional, la elaboración de guías clínicas y la capacitación del personal de salud respecto a esta nueva tecnología.
En este contexto, en 1999 se propuso la inclusión del reembolso para la curación avanzada de todo tipo de heridas en el Arancel de Fonasa. Finalmente, como parte de la Reforma de Salud, en 2005 se inició el régimen de Garantías Explícitas de Salud (GES o AUGE), que incluyó a la Diabetes Mellitus tipos 1 y 2, incorporando la Curación Avanzada del pie diabético entre sus prestaciones.
Hasta hoy, la curación avanzada del pie diabético se encuentra en el GES en Modalidad Institucional, es decir, los pacientes beneficiarios del sistema público pueden atenderse únicamente en hospitales o Consultorios de Especialidades, estando considerados en el presupuesto de Fonasa. Los beneficiarios de Atención Primaria inscritos en los consultorios tienen garantizado su acceso a esta prestación, ya que ese gasto está dentro del per cápita que se entrega a ese nivel de atención por persona inscrita. El problema es que en la actualidad no existe un mecanismo real que obligue a los Municipios a comprar estos insumos o que regule su adquisición a los que realmente se necesitan y no a los más baratos como ocurre usualmente.
Los beneficiarios de Isapres acceden a estas prestaciones si están notificados como pacientes GES y deben atenderse en la red de prestadores en convenio con su aseguradora.
A pesar de los grandes avances en tratamiento y coberturas, lamentablemente la disminución de la tasa de amputaciones hasta ahora no ha sido posible debido a un aumento en la prevalencia de Diabetes, de 4,2% en la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2003 a un 9,4% en la ENS 2009-2010, sumado al deficiente control de los pacientes diabéticos bajo observación y a los altos índices de sobrepeso y obesidad que han influido en el aumento de esta cifra.
El gran desafío para los trabajadores de la salud es disminuir esta patología. En Atención Primaria se debe exigir la compra de los insumos necesarios que están en las canastas definidas por el Minsal y Fonasa. En hospitales y Consultorios de Especialidades se debe apuntar a una mejora en la gestión del cobro de las prestaciones realizadas, ya que los dineros están considerados en el presupuesto de Fonasa. Se debe hacer una primera inversión en los insumos adecuados y después recuperar lo invertido. En cada establecimiento hay un gestor encargado del GES y es este profesional quien debe saber cómo gestionar las prestaciones de manera adecuada.