En Chile, es escasa la información publicada que da cuenta del estado del arte de la terapia intravascular, que va más allá de las complicaciones relacionada con los dispositivos vasculares. En este sentido, comienzan a surgir preguntas como, ¿hay estandarización en el uso de estos dispositivos, según objetivo de la terapia, osmolaridad de los medicamentos y duración de ella?, ¿existe vigilancia de todas las complicaciones?
En este contexto, es recomendable que los profesionales conozcan adecuadamente la planificación del inicio de la terapia intravascular, la prevención de complicaciones durante la instalación, el manejo, mantención y acción oportuna frente a complicaciones. Además, optar por recomendaciones con evidencia científica o consenso de expertos.
Por otro lado, el uso de tecnología debe estar enmarcada en conocer los insumos que se van a utilizar, consenso de las áreas involucradas y tener presente la curva de aprendizaje o de adaptación. Por ejemplo, el ultrasonido en instalación de dispositivos vasculares, ha sido de gran ayuda para disminuir las complicaciones mecánicas, sin embargo, requiere de una adecuada capacitación del operador.
Otro caso, es el uso de conector libre de aguja -diseñados con el fin de disminuir los accidentes por pinchazo-, los cuales entregaron una falsa seguridad al no ser desinfectados al momento de administrar medicamentos, aumentando las tasas de bacteremia asociada a catéter venoso central.
Frente a esto, es recomendable siempre tener la precaución de evaluar la tecnología, la evidencia y costo efectividad de ella.
Además, debemos considerar las buenas prácticas como un punto importante, que va desde higiene de manos, el uso de técnica aséptica, la correcta administración, conocimiento de la terapia que se va a utilizar y el procedimiento que se debe hacer frente a complicaciones, ya sean mecánicas, químicas o infecciosas.